Por primera vez desde que comenzó la guerra, las fuerzas terrestres y los tanques israelíes han entrado en Deir al-Balah, una ciudad central de Gaza que previamente había sido excluida de importantes operaciones militares. Esta área, considerada un centro humanitario y refugio para decenas de miles de palestinos desplazados, ahora enfrenta intensos ataques aéreos y terrestres. La ofensiva llega en medio de advertencias de grupos de ayuda y la ONU de que más desplazamientos y ataques podrían colapsar los ya frágiles servicios humanitarios, con informes de un aumento de muertes por hambre y falta de suministros médicos. La acción ha alarmado a las familias de rehenes que se cree están retenidos en la zona y llega en un momento en que las conversaciones de alto el fuego se han estancado. La escalada marca una expansión significativa de la campaña de Israel, apuntando a lo que afirma son los últimos bastiones de Hamas, pero a un alto costo para los civiles.
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