Un aumento en los ataques mortales con drones y misiles tanto por parte de Rusia como de Ucrania ha dejado a decenas de muertos y heridos, con áreas civiles en ciudades como Kyiv y Dnipro sufriendo una destrucción significativa. La violencia llega justo cuando breves conversaciones de paz en Estambul no lograron ningún progreso, resaltando el estancamiento cada vez mayor y la crisis humanitaria en curso. Rusia ha intensificado su uso de enjambres de drones, abrumando las defensas ucranianas y causando daños generalizados, mientras que Ucrania ha contraatacado con ataques en territorio ruso. Ambos bandos reportan un aumento en las bajas y pérdidas de infraestructura, con sitios protegidos por la UNESCO y áreas residenciales entre los objetivos. Las hostilidades renovadas subrayan la fragilidad de los esfuerzos diplomáticos y el impacto devastador en los civiles atrapados en el fuego cruzado.
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